Y ahora viene esta loca efímera y revive el Soul olvidado
Sus no, no y no gimotean repetidamente en los altavoces de todo el mundo, la música
comercial y la alternativa se han fusionado derritiendo a crítica y público, algo que solo consiguen las obras que se perciben con desigual intensidad cada vez que se sienten. Su segundo disco Back to Black, que se supera en brillo cuanto más se escucha, ha sido un vómito de delirios de una desventurada en la vida, la mejor voz de su generación y la mejor personificación de la palabra escándalo.
Ya no se adoptan históricas hipocresías, la ética ha sido marginada en una industria decaída últimamente hambrienta de talentos y no se han resistido ante la evidencia de que muchos de los grandes de la música fueron, son y serán…unos yonkis
El mundo musical parece haber asumido que la droga estará en comunión con la música para siempre, todo el mundo lo sabe, ella no lo oculta , Amy es una puerca drogadicta.
En el escenario apenas habla, solo canta, sabe que la han contratado para dar placer, no para ser amable y como las rameras que terminan su servicio , cobra y se larga. Conocemos a estas personas muy bien, es de esos miserables que habitan en todos los peldaños del orden social , un alma sin rumbo que deambula en su juventud marchita, azotada por la vida y despellejada por la muerte, que la devora día a día
Amy es fea, Amy no tiene imagen, Amy solo tiene su voz. El pop por sí solo nunca la encumbraría a su vanal cima, pero las vidas perfectas poco importan en el Soul, género musical repetidamente alimentado por proscritos y desarraigados. Ella es un manjar para la prensa sensacionalista, que la ha enmarcado como el bufón del desayuno inglés, agonía en capítulos de la Mrs. Winehouse a la que el irónico azar quiso sembrar un don en su garganta.Etiquetas: Amy Winehouse, Back to Black, soul