La Meca del techno, a la que peregrinar una vez en la vida, y que justifica un viaje a Berlín. Es un lugar al que perteneces o no, heteros ruidosos en busca de drogas fáciles o turistas en busca de otro parque temático, no lo intenten ( si, ellos, ya sabemos como son).Porque drogas hay en cualquier discoteca, pero el subidón de dopamina de ser uno de los elegidos, es una reliquia que no la pueden comprar ni Paris Hilton ni Elon Musk. Para escanear tu alma está el temido Sven Marquardt , que vigila mucho antes de llegar a la puerta, y no permitirá que profanen el templo. Los sórdidos rincones, los sonidos de su perfecta acústica , las luces, las sensaciones de este lugar mágico de la Tierra no se graban ni se pueden describir con palabras para quien no haya entrado , lo que potencia aún más su misterio y exclusividad. La sobrecojedora atmósfera...esa que proporciona esta nave industrial sovietica, es totalmente inimitable en cualquier festival de electrónica de turno. Hay un antes y un después de Berghain, un punto de inflexión, en todos los clubs buscarás lo que encontrastes aquí, pero no te saciarás, porque está Berghain, y luego está el resto. Si, es dificil entrar, pero más dificil es decidir cuando salir, incluso saliendo para seguir viendo palacios o museos de Berlín, Berghain no saldrá de ti.
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